Algunas cosas se presentan en momentos muy oportunos.
Uno no trabaja para recibir premios, ni tampoco cree merecerlos, sin embargo, inesperadamente, aparecen.
Y son como una caricia.
Son también parte de una voz que te dice que hay que seguir haciendo, seguir trabajando, seguir creciendo.
Y, como si esto fuera poco, te obligan a pensar. A pensar en tu trabajo, a pensarte como hacedora.
La noche del viernes 6 de diciembre, este mes que tanto me gusta, pasó como una
brisa fresca, ¡a pesar del calor!, a despejar la niebla que a veces se
interpone. Esa niebla que hace dudar del camino.
La noche del
viernes, entre tanta gente que trabaja de manera tan comprometida para
el crecimiento, desarrollo y promoción de la Literatura para niños y
jóvenes, desde el Premio Hormiguita Viajera, los escritores, narradores,
editores de libros, revistas y blogs, bibliotecarios, músicos,
titiriteros... hasta las manos que amorosamente modelan las figuras del
premio, me confirmaron que este es, sin duda, mi camino.
Un camino de libros, a través de palabras e imágenes. ¡Gracias!
2 comentarios:
por muchos más, linda Ale!
¡Gracias, Mir!
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